Quesos el Buitrón


La aldea del Buitrón, situada en el término municipal de Zalamea la Real, guarda aún muchos componentes de un modo de vida rural. Relacionados desde antaño con la agricultura y la ganadería, solamente esta última pervive, habiendo desaparecido la agricultura extensiva(trigo, avena y cebada) hace más de 50 años.

La ganadería, en cambio, forma parte del paisaje y la mayoría de los buitronejos mantienen sus rebaños de animales. La vaca es vendida por su carne, los cochinos componen parte de la despensa tras la matanza invernal, y las cabras, salvo el periodo de seca, antes de los partos, están incluidas a diario en su dieta, con el consumo de su leche o la producción de quesos para su uso particular.

Una de estas familias buitronejas decide en el año 2013 aventurarse a crear una empresa de quesos, aprovechando el excedente de leche, dado que la crisis había bajado mucho su valor en el mercado y no era factible su venta. Hoy en día no sólo utilizan la leche de su piara de cabras si no que acuden a vendérsela desde otras ganaderías, siempre procurando que sea en un entorno cercano para controlar la frescura y la calidad de la leche que van a utilizar en su producción quesera.

El proceso es el siguiente: la leche se recepciona en un tanque desde el cual una bomba la transmite a la cuba de pasteurización. Se calienta a 63 grados durante 30 minutos, pasando un test de fosfatasa alcalina para comprobar que está pasteurizada. Después se enfría a 34-36 grados y luego se le añade el cuajo y calcio por que estos se pierden durante la pasteurización. Se deja reposar media hora y luego se desuera, se coloca en un molde y se aprieta. Entonces es cuando se colocan en la cámara. Antiguamente el queso se embutía en unos cinchos pero ahora con los moldes de plástico se quedan más suaves, que es como les gusta más a los consumidores actuales. El queso fresco tiene un diámetro 12 cm y una altura 4, 5 cm. Su peso es de 500 gramos y tiene 12 días de caducidad 

El queso curado se fabrica con la leche cruda. Se traspasa del tanque a la cuba a 32 grados dejando que fermente durante media hora, luego se le añade el cuajo y después de una hora se desuera lo máximo posible y se mete en una prensa.

 Luego va a la cámara durante dos meses como mínimo. Su peso es de un kilogramo.
Antiguamente para hacer los quesos curados estos se dejaban en la despensa y se le iban dando la vuelta y echándoles aceite.

Entre la maquinaria utilizada está el registrador de pasteurización, con los medidores de la temperatura del agua y de la leche.


 Cabe remarcar la labor femenina en este trabajo, prácticamente artesanal, puesto que la labor de producción la realizan dos mujeres universitarias, que venidas de otro pueblo cercano, Minas de Riotinto y de la capital, Huelva, amantes y conocedoras de este mundo rural por sus orígenes familiares, reactivan la vida laboral de esta pequeña aldea. No sólo se encargan de la producción sino también a veces, ayudan en la distribución que se realiza en la comarca cercana de la cuenca minera y Valverde del Camino. También en los últimos tiempos tienen un distribuidor que acerca sus productos a la zona de Huelva capital.

No sé podría haber puesto en marcha esta producción de quesos sin su trabajo, que compaginan con el cuidado de sus hijos y del hogar. La limitación de su maquinaria, pensada en un principio para abastecerse con su propia leche, hace que ahora, recibiendo la leche de ganaderías cercanas, tengan que trabajar produciendo por la mañana y por la tarde, de lunes a domingo. Este hecho aventura que el negocio va creciendo y está en vías de expansión.

Sirva este reportaje para reivindicar la belleza y el trabajo en el mundo rural.


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